Qué bueno haberme conmovido
con el susurro del viento
en mis oídos.
Qué bueno haberme conmovido
con el aroma de las rosas
de tu jardín y el mío.
Qué bueno haberte recordado
con una sonrisa tenue
a pesar de los mares,
que hace tantos años
sin quererlo nos ahogaron
en la pena del amor distante,
del amor ausente.
Me decía sin apuros,
no hay nadie como él,
y no lo habrá ... estoy segura.
Fue muy bueno haberte conocido
y saber que eres
el referente en mi destino.