lunes, 21 de abril de 2008

TIERRA, PRONTO VOLVERÁS A SONREIR



¿Y donde te perdiste tierra madre,
roja de sangre?
¿Hasta donde pudiste llegar,
ebria de vino de hierro?
¿Hasta donde pudiste caminar
con tanto peso de huesos,
de huesos secos y frescos
con algo de humanidad?
Oye tierra, el día
de tu redención vendrá,
espera un poco más,
cómo me siento impotente,
cómo me aflige no poderte consolar.
Tierra vieja, llena de arrugas de barro,
de grietas de plomo,
que duro habrá sido para ti
oír a quien te ordenó
(pues estabas desordenada)
oír a quien te llenó
(pues estabas vacía también)
oírle decir:
“Maldita será la tierra por tu causa”
Si, por causa nuestra,
por causa del que debía darte alegrías
al llenarte de sus hijos, de sus risas,
pero te llenó de sangre,
de cardos y de espinos
de tamos que el viento
arrebata con furia
arañando tu sufrida soledad.
Tierra, te amo,
porque Él te hizo para mí,
te hizo en forma de un jardín,
aunque ahora por muchas partes
tienes forma de sepulcro abierto,
y estás lista para llenar tu vientre
como una forma de revancha
con la raza que te vió parir.
Pero pronto será tu fiesta,
tu fiesta que no tendrá fin,
y aquellos lugares
que aún conservas puros
se multiplicarán por mil,
y te acompañarán en un canto eterno
junto a la Voz
que te volverá
a ordenar y a llenar
quitando tus espinos,
llenándote de árboles,
circundándote de ríos,
y pondrá en tu mejor rincón
el árbol de la Vida,
del cual me serviré
y volverás a sonreir.

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