sábado, 22 de marzo de 2008

Segundo Escrito


Siempre

¿Será posible que esta tarde de nubes,
luz rojiza y atardecer otoñal,
tu recuerdo me abandone
y me deje pensar?

¿Será posible amor que me des tregua y te apartes,
que me dejes escribir del amor que aún te tengo
y dejes de susurrarme cosas que hoy no quiero,
ni deseo escuchar?

Caminé por la ciudad procurando distraerme,
me perdí entre la gente,
tanto hablé para dejar de pensarte
que la voz ya no me sale.

Paré un rato y sin darme cuenta
me vi sentada en aquél lugar
donde por largas horas hablamos
de tantas y tantas cosas.

Ay, cómo me dolió entonces tu ausencia
cómo anhelé que estés presente
así, entre el vaivén de la gente
hasta me pareció verte.

Percibí tu aroma a roble,
aroma de hombre amado y mío,
me senté y frente a mí
solo estabas tú, mirándome como antes,
reclamando no sé qué,
eso ahora ya no importa.

Solo importa que me rindo
y por hoy, lo admito
estás aquí, estás presente,
estás y eres ... siempre tú.

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